“El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos caminos sino en tener nuevos ojos”.
Marcel Proust
Generalmente, cuando hablamos de Visión, hablamos de Visión de futuro, hablamos del norte que guía nuestro rumbo, del propósito o meta a cumplir. Y… ¿qué pasa con nuestra Visión del presente?
Tal vez creemos que el presente está dado, que es así, como lo vemos… y en este caso, no tendría sentido diseñar una Visión del mismo. Sin embargo, si aceptamos que no sabemos cómo son las cosas, si tomamos conciencia que no tenemos acceso a la realidad tal cual es, diseñar una Visión del presente comienza a tener sentido. Especialmente cuando me doy cuenta que según sea lo que esté viendo y cómo lo esté viendo, hay ciertos caminos, acciones, sentimientos posibles… y otros no.
Desde este lugar puedo cuestionarme ¿Qué es lo que veo cuando veo lo que veo?
¿Dónde pongo el foco cuando miro? ¿En lo que hay, o en lo que falta? ¿En la crítica o en el reconocimiento? ¿En la debilidad o la fortaleza? ¿En la posibilidad o la justificación?
¿Qué estoy buscando al mirar? ¿Hay algo que quiera defender? ¿Tal vez mi imagen? ¿Mis razones? ¿Tal vez justificarme? ¿Busco hacer contacto con el otro? ¿Lo veo como un legítimo otro? ¿Busco cooperar o competir?
¿Desde dónde miro? ¿Desde el miedo? ¿Desde la confianza? ¿Desde la certeza? ¿Desde la comparación?
Vale, entonces, preguntarnos ¿cuál es la visión que tengo de mi pareja, mis hijos, mis padres, mi jefe, mis empleados, mis compañeros? ¿Cuál es la visión presente que tengo de mí mismo, de mi vida? ¿Qué sucedería si empezara a mirar de otra forma?
A veces nuestra visión se queda “atrapada” en un asunto, en un problema, en una forma de mirar… y de esta manera quedamos como ciegos. Hace un tiempo veía un publicidad donde un muchacho, sentado en una silla de ruedas, decía “Tengo esclerosis múltiple, pero no vivo como si fuera lo único que tengo.” Seguramente, esta forma de mirar, esta visión del presente que tenemos, no es la única posible… ¿Qué tal si comenzamos a explorar nuevas formas de ver, de mirar… de ad-mirar?
Visión del Futuro
¿Te acordás del juego del gallito ciego? Los ojos vendados, una cuantas vueltas y… salir a jugar. Imaginate, ahora, que te levantás de tu silla… los ojos vendados, unas cuantas vueltas y… salir a la vida. ¿Por dónde voy? ¿Qué es esto? ¿Dónde está la puerta? ¡Uy, me choqué con algo! Vamos probando cada paso, tanteando inseguros, confundidos, sin sentido de orientación.
Algo así nos sucede cuando no tenemos una Visión. No vemos. La Visión nos orienta, nos permite definir un rumbo, nos confiere sentido… sentido en relación con la direccionalidad y sentido en relación con el significado. La Visión agrega una nueva dimensión a nuestra vida, al igual que el sentido de la vista, percibimos a mayor distancia, con mayor profundidad.
Una Visión nos permite “escuchar el llamado”: ¿Cuál es el llamado de mi corazón? ¿Cuál es el llamado que me hace la vida? La Visión tiene algo de poesía… nos inspira, nos enamora, nos permite trascender, soñar, hacer desde un nuevo contexto.
Para comenzar a visionar, podemos preguntarnos: ¿Qué cosas me importan? ¿Cuáles son mis sueños? ¿Qué me con-mueve? ¿Hacia dónde quiero ir? ¿Quién quiero ser? ¿Qué cosas le dan significado a mi vida? ¿Cómo me sentiría en plenitud?
Es… como hacer mi casa, mi hogar. No empiezo poniendo ladrillos en cualquier parte. Comienzo viéndola en mi imaginación, comienzo diseñándola: ¿Cómo quiero que sea? ¿Dónde quiero construirla? Los ladrillos, vienen mucho después…
La Visión no es un motivo de angustia o temor hasta alcanzarla, sino más bien un motivo de alegría al saber que, con cada paso, vamos haciendo el camino que nos lleva a ella, vamos sintiendo su perfume, saboreando su realización.
El más excelso acto de amor que puedes realizar no es un acto de servicio, sino un acto de contemplación, de visión. Cuando sirves a las personas, lo que haces es ayudar, apoyar, consolar, aliviar su dolor… Cuando las ves en su belleza y bondad interiores, lo que haces es transformar y crear.
Piensa en cada una de las personas con las que vives y trabajas, observando cómo cada una de ellas se transforma a tus ojos cuando las miras de esta manera. Al verlas así, les estas ofreciendo un don infinitamente más valioso que cualquier acto de servicio que puedas prestarles, porque, al hacerlo, las has transformado, las has “creado” en tu corazón; y, supuesto un cierto grado de contacto entre tú y ellas, también ellas experimentarán realmente una auténtica transformación.
Y ahora, ofrécete a ti mismo idéntico don. Si has sido capaz de hacerlo por otros, no te resultará muy difícil. Sigue el mismo procedimiento: no juzgues o condenes ninguno de tus defectos o neurosis. Si no has juzgado a los demás, tampoco tú debes ser juzgado. Indaga, estudia y analiza tus defectos para lograr una mejor comprensión que te lleve al amor y al perdón, y descubrirás con gozo cómo resultas transformado por esa actitud extrañamente tierna y comprensiva que brota en ti para contigo mismo.
Anthony de Mello
La visión no es meramente una imagen del futuro, no es una fotografía de lo que deseamos. La visión es un contexto para una manera de ser hoy. La visión es un lugar desde el cual venir, no es un objetivo a alcanzar… Crear una visión no es encontrar un mecanismo para la resolución de problemas y poder continuar la vida y el trabajo con normalidad. Por el contrario, el valor de una visión reside en construir un contexto a través del cual podamos manejar la incertidumbre y empecemos a navegar en rutas nuevas.
Jorge Pinotti
“Sólo cuando dejes la orilla de la seguridad, encontrarás tu poder en lo nuevo.”
Oscar Kucan
“Muchas personas ven las cosas tal como son y se preguntan ¿Por qué? Yo las veo como pueden ser, y me pregunto ¿Por qué no?.”
Robert Kennedy
“Si usted no sabe para dónde va, ningún camino lo conducirá.”
David Campbell
El Eco de la Vida
Un niño y su padre estaban caminando en las montañas. De repente, el hijo se cayó, se lastimó y gritó:
“AAAhhhhhhhhhhhhhhh !!!”.
Para su sorpresa, oyó una voz repitiendo,en algún lugar en la montaña:
“AAAhhhhhhhhhhhhhhh !!!”
Con curiosidad, el niño gritó: “¿Quién eres tú?”
Recibió de respuesta: “¿Quién eres tú?”
Enojado con la contestación, gritó: “¡Cobarde!”
Recibió de respuesta:”¡Cobarde!”
Miró a su padre y le preguntó: “¿Qué sucede?”
El padre sonrió y dijo: “Hijo mío, presta atención.”
Y entonces el padre gritó a la montaña: “¡Te admiro!”
La voz respondió: “¡Te admiro!”
De nuevo el hombre gritó: “¡Eres un campeón!”
La voz respondió: “¡Eres un campeón!”
El niño estaba asombrado, pero no entendía.
Luego el padre explicó:
“La gente lo llama ECO, pero en realidad es la VIDA…
Te devuelve todo lo que dices o haces…
Nuestra vida es simplemente reflejo de nuestras acciones…
Si deseas más amor en el mundo, crea más amor a tu alrededor…
Si deseas más competitividad en tu grupo, ejercita tu competencia…
Esta relación se aplica a todos los aspectos de la vida…
La vida te dará de regreso exactamente aquello que tu le has dado.”
TU VIDA NO ES UNA COINCIDENCIA… ES UN REFLEJO DE TI MISMO….
Por Pablo Buol