Liderazgo

“Si no sabes cómo , hallarás la manera en el trayecto”.

Collin McCarty

Creo que hay una nueva forma de liderazgo que está surgiendo en el mundo, y que tiene que ver con los valores y la integridad. Integridad en el sentido de coherencia entre lo que se dice y lo que se piensa, entre lo que se hace y lo que se siente: “Decir lo que siento, hacer lo que digo y sentir lo que hago”.

¿Qué significa, para vos, liderar, en el inicio de este nuevo milenio? ¿Cuáles son las cualidades que valorás de un líder? ¿Qué es lo que estás necesitando para liderar tu propia vida?

Para poder liderar nuestra vida, nuestros sueños, necesitamos hacer una profunda reflexión sobre el rumbo que queremos seguir, sobre los recursos que tenemos, sobre quienes nos acompañan en el camino y, en base a nuestras experiencias pasadas, ver qué podemos cambiar, aprender, crear, para lograr esos resultados que nos importan.

Para ello es necesario comenzar a preguntarnos: ¿Hacia dónde voy? ¿Quién me acompaña? ¿Qué estoy necesitando para comenzar a construir el futuro que quiero? ¿Tengo la confianza suficiente como para seguir en mi camino? ¿Puedo aceptar los obstáculos y contratiempos como parte del proceso?

El nuevo líder es un verdadero generador de procesos de cambio donde ciertas cosas ocurran, sin presión, sin empuje, sin manipulación, casi como si fuera natural que ello esté sucediendo. Y este nuevo tipo de liderazgo, sin duda, puede aprenderse.

Llamamos líder a una persona cuando él o ella pueden realizar cierto tipo de acciones, de la misma manera por la cuál llamamos carpintero o cirujano a personas que realizan ciertos tipos de acciones particulares… las acciones básicas que constituyen el fenómeno del liderazgo son lingüísticas: los líderes hablan a las personas que guían. Más aún, es en el hablar donde acontece el fenómeno del liderazgo.

Un líder genera una interpretación del presente, declara la posibilidad de un futuro diferente, y es capaz de generar confianza en otras personas. Sin lenguaje, estas acciones no podrían ser realizadas…


El fenómeno del liderazgo no puede suceder sin la existencia de una clase particular de conversación. Es la existencia de esta conversación la que fija el terreno para el fenómeno del liderazgo. La llamamos conversación de liderazgo.

Fernando Flores

“El liderazgo existe cuando la gente deja de ser víctima de las circunstancias y comienza a participar en su creación… El liderazgo consiste en crear un campo en el que los seres humanos profundicen continuamente su comprensión de la realidad y sean capaces de participar en el despliegue del mundo. En definitiva, el liderazgo tiene que ver con la creación de nuevas realidades”.

Joseph Jaworski

“El líder tiene un mayor trabajo que elegir de qué lado está. Debe unir los lados”.

Jesse Jackson

“Es necesario pasar de la administración del tiempo, al liderazgo de la vida”.

Stephen Covey

LA PARTERA

El líder sabio no interviene innecesariamente. Se siente la presencia del líder, pero a menudo el equipo avanza por su cuenta.
Los líderes más débiles hacen mucho, dicen mucho, tienen seguidores, y crean cultos.
Otros, peores aún, usan el miedo para estimular al grupo y la fuerza para vencer sus resistencias.
Recuerda que tu deber es facilitar el proceso de otros y no el tuyo. No te entrometas. No controles. No impongas tus propias necesidades y convicciones a los demás.
Si no confías en el proceso de otro, el otro no confiará en ti.
Imagina que eres una partera; que estás asistiendo el nacimiento del otro. Haz bien tu trabajo, sin presunciones ni teatralidades. Facilita el curso de lo que está ocurriendo y no lo que tú crees que debería estar ocurriendo. Si tienes que tomar la iniciativa, dirige la acción de manera que la madre reciba ayuda, pero sin que pierda su libertad y responsabilidad.
Al nacer el niño, la madre podrá exclamar con razón: “¡Lo hicimos entre el niño y yo!”.

John Heider – El Tao de los líderes

EL CAMINO DEL LÍDER

Cuentan que un hijo le dijo a su padre que quería ser un líder, y le preguntó cómo podía lograrlo. El padre le respondió que lo primero que tenía que hacer era estar consciente de sus conductas. Que cada vez que sintiera que había hecho daño a una persona, clavara un clavo en la cerca de su casa. El hijo aceptó el reto y empezó a tomar mayor conciencia de sus actos.

Siguiendo el consejo de su padre, comenzó a poner clavos con el martillo cada vez que hacía daño, maltrataba a una persona o no la respetaba. Luego de un tiempo el hijo dejó de poner clavos en la cerca, porque ya era consciente de sus actos y trataba bien a las personas. Entonces preguntó a su padre: ¿y ahora qué hago?

El padre le respondió diciéndole que por cada acto de bien y servicio que realizase, saca un clavo de la cerca. El hijo nuevamente aceptó el reto y empezó, poco a poco, a sacar los clavos. Ya estaba despierto, era consciente y además se dedicaba a ayudar a las personas. En poco tiempo logró sacar todos los clavos. Contento, se acercó donde su padre, quizá con un poco de soberbia y le dijo: ¡he terminado! ¡Logré sacar todos los clavos!

Finalmente he aprendido a ser una mejor persona, un líder. Sin embargo, acto seguido lo asaltó una duda: ¿ahora qué haremos con todos los huecos que dejaron los clavos en la cerca? El padre le respondió: “no los toques. Están allí para recordarte siempre que en tu camino de aprendizaje dejaste huella de dolor en la gente y que gracias a su entrega, comprensión y colaboración ahora puedes ser la persona que eres”.

El primer paso que debe dar aquella persona que quiere ser líder es aprender a estar consciente, pues éste es un elemento clave para lograr el liderazgo personal. La historia termina con la etapa más evolucionada del liderazgo interpersonal: el servicio a los demás. No podemos ser líderes si no tenemos primero la capacidad de liderarnos a nosotros mismos.

El liderazgo es un camino en espiral que va de dentro hacia fuera. Si una laguna que alimenta a un río no es profunda, si tiene poca agua, el río no podrá irrigar los campos y no se podrá sembrar ni cosechar. De la misma forma, si la persona no tiene primero un nivel de profundidad interior, no podrá irrigar un liderazgo constructivo y hacer crecer a las personas que la siguen.


Por Pablo Buol